El riego en viñedos es esencial para el crecimiento y desarrollo de las vides. Sin el riego adecuado, no pueden crecer y producir uvas de alta calidad.
Este ayuda a controlar el crecimiento de las vides, lo que permite a los agricultores dirigir su desarrollo hacia las mejores cepas. Además, el riego adecuado puede ayudar a controlar la concentración de azúcares y ácidos en las uvas, lo que a su vez afecta al sabor y calidad del vino.
Métodos de riego de la vid
El riego en viñedo se puede realizar de varias maneras y, en todas, la intervención humana es indispensable para lograr una cosecha exitosa, preservar los aromas y los sabores originales de la uva:
- Riego por superficie:consiste en la distribución del agua a través de un sistema de canales excavados que se ubican justo al pie de los viñedos.
- Método de aspersión:el agua es trasladada a presión por tuberías hasta la viña, y sale a través de los ya conocidos aspersores.
- Sistema automotriz: entre los sistemas de riego, se encuentra una variante del anterior, con aspersores móviles.
- Riego del viñedo localizado: se trata de un sistema de tuberías fijas distribuidas por la vid, con orificios que liberan gotas de agua o realizan una micro-aspersión.
Cada viñedo utiliza el método de riego más adecuado según su clima y terreno. Te invitamos a descubrir todo el proceso al completo, desde el riego hasta la recolecta, en las bodegas y viñedos de MG Wines.
¿Cuál es el momento idóneo del riego en viñedo?
Es imprescindible saber cuánto riego y cuándo debemos hacerlo para que sus efectos sean beneficiosos. Esta información la sabremos a través de aplicaciones informáticas.
Existen algunos momentos en los que es necesario un aporte de agua:
- Los primeros meses del periodo vegetativo, con el fin de asegurar una buena producción del fruto
- Antes y durante la floración, para asegurar el desarrollo de las flores.
- Durante la formación de la cosecha, para así aumentar el tamaño de los frutos.
Sin embargo, existen otras épocas en las que tener una ligera escasez de agua es favorable:
- A finales de verano, con la formación de las yemas y a principios de otoño cuando estas se abren. Esta escasez favorece la formación de las yemas florales.
- Después de haber madurado el fruto, y especialmente después de la recolección, la vid debe ajustarse a un suministro limitado de agua para mantener el follaje sano y evitar la caída prematura de las hojas.
- Habitualmente, hasta finales de marzo o principios de abril, excepto en circunstancias de años secos.
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