Si tenemos en cuenta la definición de ‘alimento’, el vino es, con todo mérito, uno de ellos ¿Quieres saber por qué? Sigue leyendo este post.

Según la Real Academia Española, la primera definición de ‘alimento’ es: Conjunto de sustancias que los seres vivos comen o beben para subsistir, mientras que la segunda indica: Cada una de las sustancias que un ser vivo toma o recibe para su nutrición.

De este modo, si nos basamos en ambas dos, el vino, como administra a nuestro organismo macro y micronutrientes susceptibles de ayudarnos nutricionalmente, puede considerarse como alimento.

Entre los macronutrientes podemos destacar los hidratos de carbono y algunas proteínas que aportan energía, mientras que en cuanto a micronutrientes, destacan las sales minerales, oligoelementos e incluso otras vitaminas. 

Además, a nivel psicológico y social, el vino ayuda a la comunicación, a las conexiones y a las relaciones sociales, proporcionando placer y satisfacción.

El valor nutricional del vino

Si analizamos un litro de vino, el 90% de este es agua, mientras que el 10% restante se compone de:

  • Proteínas: a pesar de ser escasas (entre 1 y 2 gramos por litro), estas forman una parte del 10% que analizamos.
  • Hidratos de carbono: Estos varían en función de cada tipo de vino. En el vino tinto los azúcares residuales son la glucosa y fructosa y son poco relevantes al representar entre dos a tres gramos por cada litro. Por su lado, en el vino blanco estos pueden ser mayores. En cualquier caso, el azúcar presente en el vino siempre es natural y nunca añadido.
  • Grasas: El vino no contiene lípidos (grasas). La única aparición de estos se puede dar por el proceso de machacado de semillas de las uvas y la liberación de aceite que estas contienen.
  • Alcohol: El grado del alcohol dependerá de la tasa de azúcar presente en las uvas durante la cosecha. La graduación del vino marca la proporción de este por cada botella.
  • Sales minerales: Son las encargadas de proporcionar al vino un sabor más salado. Cada litro de vino contiene entre 2 y 4 gramos de sales minerales como Potasio, Sodio, Calcio, Cloro, Azufre, Flúor, Silicio, Yodo, Bromo y Boro. 
  • Vitaminas: Aunque en bajas proporciones, las vitaminas presentes en el vino son B12, B6 y B2.
  • Polifenoles: Con efecto de prevención cardiovascular, los polifenoles están concentrados en la piel de la uva, semillas y escobajos.
  • Por último, aunque de manera mínima, el vino también tiene pequeños elementos nutricionales u oligoelementos como el Hierro, Cobre, Zinc y Manganeso, que ayudan a su absorción intestinal.

Como hemos podido observar, el vino está lleno de nutrientes y, por su composición, puede ser considerado un auténtico alimento.

Sin embargo, es importante destacar que una dieta equilibrada debe tener un equilibrio nutricional de alimentos, así como que el vino es apto para personas mayores de 18 años y siempre con moderación.

Si te ha gustado este artículo, conoce más acerca del vino en nuestro blog ‘De vino en familia’

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