EL ARTE DE HACER VINO AL RITMO QUE NOS MARCA NUESTRA PASIÓN.
El buen vino pide tiempo. Eso lo saben todos los enólogos. Como también saben que a cambio, da momentos de esos que dejan poso. Y es que, entre las muchas lecciones que nos regala la enología, una de las más valiosas puede que sea la de aprender a hacer las cosas como hay que disfrutarlas: sin prisas.
A nosotros, a raíz de cultivar ese respeto por el tiempo, nos ha enseñado a seguir nuestro propio ritmo, creando un proyecto con ALMA.